Después de vivir por cinco meses en la capital de Nueva Zelanda, Wellington, puedo decir que ocurrieron muchas cosas, entre ellas, trabajé en un bar gay, aprendí a surfear, tomé clases de boxeo, compre un auto, me enseñaron el oficio de barista, conocí buenos amigos, me volví loco por una argentina, llegué tarde a mi […]
